sábado, 13 de febrero de 2021

Hito histórico (mundial) y en España

 En la segunda semana del Curso Fundamentos de la Igualdad de trato y la no discriminación, se nos pide que destaquemos una persona, un evento o hito histórico.

 Se me ocurren muchos, y muy especialmente ligados al feminismo (sí a la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres). El siglo XX caracterizado por su extraordinaria belicosidad, con sus dos guerras mundiales, la Guerra Fría o la escalada y amenaza nuclear, también se caracteriza por la introducción poco a poco del sufragio femenino (con algunos, escasos y particulares, antecedentes en el XIX). En Europa, las nórdicas y después las rusas fueron las pioneras, españolas en 1933 y las suizas, de las últimas en ¡1971!.

A partir de la constitución de la ONU y la publicación de la Declaración de los Derechos Humanos, son muchas las cumbres mundiales donde se fue estudiando la problemática y desigualdades de mujeres y niñas en el mundo y las múltiples violencias a las que estaban sometidas. Hablamos de las cumbres 1975, 1980, 1985 o la célebre de Beijing de 1995, por el amplio acuerdo mundial para el impulso de políticas de igualdad de género.

Con estos antecedentes, sorprende, y este es el hecho que  quiero resaltar, la presentación en España y su aprobación final, con un amplio consenso parlamentario y aceptación social, de una Ley Orgánica para la Igualdad efectiva entre hombres y mujeres en 2007 (Ley 3/2007). Se trata de una ley que incorpora aspectos claves como la transversalidad y la necesidad de políticas activas públicas y traspone normativa europea, y que pase a ser un referente mundial. Son muchos los países que intentan legislar en materia de igualdad, y que a menudo se centran casi exclusivamente en la detección y erradicación de las violencias contra las mujeres, al estilo de la Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de protección integral contra la violencia de Género.

A día de hoy, son pocos los países con una legislación que reconozca ya no de forma efectiva la igualdad, sino la existencia de desigualdades y la necesidad de regular e impulsar políticas para la promoción efectiva de la igualdad, a todos los niveles, tales como educativo, económico, laboral o de salud. Y ya no digamos que impidan múltiples e importantes formas de violencia contra las mujeres.

E incluso, en España y con estas dos leyes, se constata aún fuertes desigualdades en muchos indicadores en contra de las mujeres: brecha salarial, mayor porcentaje de contratos a tiempo parcial, mayor desempleo, techo de cristal en puestos de responsabilidad, acceso desigual a la investigación, niveles, y un largo etcétera.

Es claro que hemos avanzado, legalmente y socialmente (pese al incremente de ciertos cuestionamentos de igualdad). Y que se ha hecho por el esfuerzo de muchas mujeres que han debatido, trabajado, reflexionado y luchado, y de muchos hombres que se han cuestionado sus "privilegios" y han contribuido a más igualdad. Y también es claro, que queda mucho por hacer.


 


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